Quién no recuerda aquellos versos:

“Se te embroca desde lejos, pelandruna abacanada,
que naciste en la miseria de un convento de arrabal…
Porque hay algo que te vende, yo no se si es la mirada,
La manera de sentarte, de mirar, de estar parada,
O ese cuerpo acostumbrado a las pilchas de percal… “

Sí. Hoy hablamos de Celedonio Flores. Bohemio, poeta y letrista, y estas estrofas corresponden a su primer verso. Boxeador en su juventud, se convirtió en poco tiempo en un prolífico poeta. En 1920, cinco pesos recibió Celedonio por la publicación de su inspiración “lunfarda”, titulada entonces “Por la pinta”. La historia cuenta que Carlos Gardel y José Razzano la leyeron en el periódico y quedaron impactados por la calidad de su contenido terminología. Finalmente Gardel le puso música en colaboración con José Ricardo, uno de sus guitarristas, titulándola “Margot”, añadiéndola a su repertorio de inmediato.

De ahí en más, “el Zorzal Criollo”, grabó más de veinte temas cuyas letras pertenecían a Celedonio Flores.

Celedonio Flores nació en Villa Crespo, Buenos Aires, el 3 de Agosto de 1896. Su niñez y juventud transcurrieron rodeado de una popular corriente inmigratoria, que por aquellos años nutría los arrabales y barrios periféricos de Buenos Aires.

La segunda vez que Celedonio le entrega una letra a Carlos Gardel, deja impresa para siempre una magnífica grabación que estampa en aquellos años un “tangazo” con música del propio Gardel y José Razzano. Recuerdan estas quintetas?…

“Rechiflado en mi tristeza, te evoco y veo que has sido
en mi pobre vida paria sólo una buena mujer.
Tu presencia de bacana puso calor en mi nido,
fuiste buena, consecuente, y yo sé que me has querido
como no quisiste a nadie, como no podrás querer.”

Por cierto, muy difícil de ponerle música por su conformación poética, pasó a ser uno de los más importantes éxitos de Flores… “Mano a mano”.

Celedonio Flores, sin lugar a dudas, fue uno de los más destacados escritores de su época. Versátil, imaginativo, ubicado en el lugar y tiempo que le tocó vivir, sus poemas y letras fueron musicalizadas por notables compositores y llevadas al disco por infinidad de intérpretes que inmortalizaron sus obras.

Seguramente todos recordamos esos tangos que aún siguen vigentes, entre otros “Corrientes y Esmeralda”, “Cuando me entrés a fallar”, “El bulín de la calle Ayacucho”, “La Mariposa”, “Lloró como una mujer”, “Si se salva el pibe”, “Viejo Smoking” y “Pan”. Este último, con la colaboración de Eduardo Pereyra, escrito en medio de la crisis de los años treinta, cuando la miseria se adueñó de las calles del mundo.

El “negro Cele”, poeta, escritor como se le conocía en el ambiente artístico de la época, falleció en Villa Crespo, Buenos Aires, el 28 de Julio de 1947, a los cincuenta años.

Qué mejor despedida que recordar a nuestro poeta con un tema inolvidable. Y que mejor que hacerlo, recordando a uno de los mayores intérpretes del tango argentino, que justamente un 27 de agosto, hace veintiséis años, se nos adelantó en nuestro camino hacia la eternidad.
Escuchamos a Roberto “el polaco” Goyeneche… y nada menos que con la Orquesta dirigida por el maestro Horacio Salgán.

“PAN”
Versos del “negro” Celedonio Flores
Música de Eduardo Pereyra

Él sabe que tiene para largo rato,
la sentencia en fija lo va a hacer sonar,
así -entre cabrero, sumiso y amargo-
la luz de la aurora lo va a saludar.

Quisiera que alguno pudiera escucharlo
en esa elocuencia que las penas dan,
y ver si es humano querer condenarlo
por haber robado… ¡un cacho de pan!…

Sus pibes no lloran por llorar,
ni piden masitas,
ni chiches, ni dulces… ¡Señor!…
Sus pibes se mueren de frío
y lloran, habrientos de pan…
La abuela se queja de dolor,
doliente reproche que ofende a su hombría.
También su mujer,
escuálida y flaca,
con una mirada
toda la tragedia le ha dado a entender.

¿Trabajar?… ¿En dónde?… Extender la mano
pididendo al que pasa limosna, ¿por qué?
Recibir la afrenta de un ¡perdone, hermano!
Él, que es fuerte y tiene valor y altivez.

Se durmieron todos, cachó la barreta,
se puso la gorra resuelto a robar…
¡Un vidrio, unos gritos! ¡Auxilio!… ¡Carreras!…
Un hombre que llora y un cacho de pan…

Hasta pronto, amigos!…
José “Cacho” Sala
Agosto 27, 2020