Ya hablamos antes del tango y del jazz. Pero hoy nos referiremos, exclusivamente, a nuestra querida ciudad de Rosario, que ha sido semillero de gran cantidad de profesionales dedicados a ambos géneros, que se han destacado internacionalmente.

Orquesta de Abel Bedrune en los carnavales de 1933 en el Teatro Colón de Rosario. Colección Lautaro Kaller.

Dejando atrás aquellos años de la “Guardia Vieja”, en Rosario surgieron nuevas orquestas típicas que se fueron posicionando, compartiendo las actuaciones en radio emisoras, bailables, fiestas y demás actividades, con aquellos que venían pisando los escenarios locales y de los pueblos de provincias vecinas, desde finales de los años ’30.

Ya en los ’40, estaban las “características”, que habían compartido los “carteles” con las típicas, a raíz del desprendimiento que había resultado de la formación de las orquestas “mixtas” que estaban integradas por bandoneones, violines, guitarra, piano, bajo, batería, trompeta, clarinete, etc., y que incluían en su repertorio una variedad de géneros para los bailarines exigentes y, por que no decirlo, satisfacer las preferencias del público: tango, vals, ranchera, paso-doble, tarantela….. y polka!… A las colectividades italianas, españolas, entre otras, radicadas en la zona, les encantaba recordar su propia música y disfrutar de momentos de alegría.

Pero pronto, influenciada por la juventud, comienzan a formarse verdaderas orquestas de Jazz, tres o cuatro saxos, dos o tres trompetas, trombón, batería, bajo y piano… Al mismo tiempo, surgen músicos de gran calibre, arregladores muy bien preparados, que escuchan y copian los estilos de las grandes orquestas (“big bands”) estadounidenses, “Glenn Miller”, “Benny Goodman”, “Artie Shaw”, “Count Basie”, que fue por mucho tiempo la sólida base que acompañó a Frank Sinatra en sus shows en New York, Los Ángeles y Las Vegas, con extraordinarios arreglos musicales, y otros genios del jazz.

Así comienzan a entrar fuertemente en el mercado de la música, compartiendo escenarios con las ya famosas orquestas típicas en Rosario, Alberto Lac Prugent su Panamá Jazz, a la que a finales de los años 50, deja de dirigir, radicándose en los Estados Unidos.

En esta “Jazz” a fines de los 40 en el Club Español, sentado Santiago Grande Castelli. Tras el vemos al baterista y docente, Leopoldo “Polo” Benítez. A su lado atrás del amplificador observamos a Abel Pizzicatti, y a su lado hacia la derecha, Cayetano Conti. Colección Gustavo Pizzicatti.

De una ruptura en la formación, surgieron “Los Panameños”, integrada básicamente por la mayoría de la “Panamá Jazz”. A la que se suman los hermanos Corvini y el guitarrista Grande Castelli. Por entonces, entran en escena la famosa “Casaloma Jazz”, en la que se luce uno de los mejores pianistas de Jazz de Rosario, Abel Pizzicatti, que incluso actuaba como solista en un programa especial de una de las emisoras y tuvo una larga trayectoria en la Sinfónica Provincial de la ciudad. El arreglador y primer trompetista era Julio Conti. Manolo LaPuerta, (trompeta) vecino nuestro en la casa de los altos de la calle Laprida y breve maestro mío. La orquesta estaba muy bien afiatada, con cuatro saxos, alto/clarinete, dos tenores y un barítono, dos trompetas, un trombón, piano, bajo y batería, esta última, si no recuerdo mal, a cargo de “Pichi” Mazzei.

Franco Corvini, inició una gran carrera, integrando la orquesta de los “Lecuona Cuban Boys”. Mientras otras valiosas figuras, como Juan Grisiglione, (famosa familia de músicos!), integrante de “Los Dados Negros”, formó el muy famoso “Los Cinco Latirnos”, un conjunto vocal de éxitos sin precedentes.

Carnaval año 1940 en el Cine Teatro Rex de Rosario

Otras orquestas se sumaron al espectáculo en bailes y fiestas, y los Carnavales eras carteles rutilantes con grandes orquestas típicas como la de Julian Chera, Juan Antonio Manzur, “Los Provincianos, de Héctor L. Garrot, José Sala, Luis Chera, Domingo Sala y las orquestas de Jazz, “Casaloma”, “Panameños, “Casablanca Jazz”, integrada, entre otros, por Osvaldo Bisio y Mito García, la “Rosario Serenaders”, dirigida por Vicente Giosa, (baterista), era la única orquesta de jazz que, en el escenario, la batería estaba en el medio y al frente!…

Hugoo Moyano Vargas Junto a Edmundo Rivero

No podemos olvidar a los vocalistas que integraron algunas de estas reconocidas orquestas de Jazz, como Hugo Moyano Vargas, Ricardo Valdez (que en su momento actuó con la orquesta de mi padre, José Sala), Enrique García Páez, Chito Morales, con quien tuve el placer de compartir 45 días de actuación en el Hotel “El Prado”, en La Falda (Sierras de Córdoba), integrando el conjunto “Los Relojes del Ritmo”, con Alex Schneider en bajo, Carlitos Peralta en guitarra, Nicolás Placente (a quién bautice con el nombre de “Nico Placent”), y yo, por supuesto en el piano.

Para finalizar con este comentario, una anécdota. El 19 de Diciembre de 1946, (yo con 10 añitos), se inaugura en calle Santa Fe 1376, el restaurant y chopería “El Molino Azul”. Un gran patio al aire libre, en el que se construye un inmenso molino, azul, por supuesto, con un gran escenario que comparten alternadamente, la orquesta típica de José Sala y la orquesta de Jazz-Espectáculo “Los Panameños”.

Molino Azul – Rosario – 1947

Resulta que el “patio” esta lleno de gente, los mozos van y vienen con sus bandejas repletas de “chops”, “lisos” y “balones” sándwiches e ingredientes… y después de la exitosa presentación de la orquesta típica, “José Sala”, entran “Los Panameños”… jazz y show!…

En una mesa, cercana al escenario, mis primas “Eli” (10), “Chiche” (12) y yo )10), sandwichitos, papitas de copetín y refrescos. Comienzan a tocar lo que parecía ser una rumba, no recuerdo el nombre pero si que el coro decía, “A apagar el fuego… vienen los bomberos”… y el vocalista:
-… “mi casa se quema, mamma”… -y el coro:
-…. “vienen los bomberos”… “vienen los bomberos”…

El “trombonista” suelta unas sirenas, típica de los “apaga fuegos”… y la gente , en general, no se pierde un minuto de la acción que se desarrolla en las “tablas”!… Mientras el vocalista improvisa, los músicos, cantan el “estribillo”… y como poseídos por una súper energía, corren para un lado, otro trae una escalera y… (un verdadero show!…)
…en medio del escenario tienen unos baldes rojos llenos de agua que llevan y traen de un lado a otro y, obviamente, derraman un poco de agua por todos partes… De pronto dos o tres de ellos toman los baldes, se dirigen al frente del escenario y arrojan el contenido a la gente que, en sus mesas, están casi pegadas al proscenio. Algunos se paran, otras gritan y el público en general se ríe!… Una lluvia de papel picado de diferentes colores vuela por los aires de aquel festivo mes de diciembre, en el que se había hecho realidad uno de los sueños de la familia Sala, siete hermanos, cuñados y cuñadas, emprendiendo una aventura que jamás olvidaríamos… “El Molino Azul”… y su gran escenario, que albergaría a las orquestas típicas y de jazz más exitosas del momento!….

Y nosotros?… Nosotros disfrutando de la algarabía de la gente, risas, festejos, brindis buena música… y de nuestro pequeño gran tesoro, los “sándwiches de miga”, las papitas y los refrescos!…

Hasta la próxima, amigos!…

José O. Cacho: Sala
Florida, USA
Noviembre 29, 2021