Tanguero de alma y corazón, se pasaba horas en su estudio de grabación creado y mejorado día a día, digitalizando viejos discos de “pasta”, hasta lograr la perfección deseada.

Nos contaba sus logros, a mi hijos Alejandro y Erick,  y a mí, y hasta nos hacía escuchar antiguos temas inéditos que recuperaba con su original y casera técnica avanzada.

Hablaba de títulos, compositores, de orquestas y cantores, con un profundo conocimiento de cada uno de los temas, pero invariablemente, siempre terminábamos hablando de José Sala, los integrantes de su orquesta y los vocalistas de turno.

Por su puesto que estuvo con nosotros cuando el Consejo Deliberante de nuestra querida ciudad, distinguió a nuestro padre con motivo de los cien años de su nacimiento.

Hoy quiero hacerle un homenaje. Póstumo. Hace un tiempo Don Ángel se nos fue dejando una melodía grabada en el recuerdo. Si, un tango, por supuesto.

 

La última vez que estuve con él, me entregó un sobre con algunas poesías y me dijo:

 -Cachito, fijate a ver que se parece, si se podrían musicalizar estas “letras”.

 

Hoy quiero compartir con ustedes una de ellas, a las que le he puesto música, si, música de tango:

“Marinette… Marinette”

Tango

Versos: Ángel Palmieri –     Música: José Osvaldo Sala

 

Se revuelve aquel pasado de tu mística figura,

Que con garbo y desenfado

Presentabas con soltura

En el lúgubre café.

 

París te ha visto nacer,

Sus calles fueron tu hogar,

Te paseaste por doquier

Murmurando melodías…

O silbando sin querer…

 

La alegre estudiantina aplaudió con entusiasmo

Cuando tu gola trinaba al compás de los tangos

De aquel zorzal argentino…

 

Y hoy tu nombre está aquí

Entreverado en las pilchas

De un lujoso escaparate.

 

Ya no importa tu pasado,

Serás siempre la estrella

De la voz afranchutada…

Aquella que tangos cantaba

En un mísero café,

De una calle abandonada.