Hace ochenta y cinco años que lloré por primera vez a raíz de una palmada que me dieran en el trasero… y desde entonces, mi vida ha sido un ir y venir de diferentes emociones, compartiendo penas y alegrías, triunfos, fracasos y/o claudicaciones. Sí, nací el 23 de septiembre de 1936, por lo menos eso me dijeron mis padres… y porqué no creerles?… Además, los papeles lo confirman!…

Y me crié en un ambiente totalmente artístico, en donde la música ocupaba un lugar preponderante.

Mi viejo, músico (tocaba tres instrumentos, batería, violín y piano), orquestador, compositor y director de la Orquesta Típica que llevaba su nombre, “José Sala”, nos llenaba de orgullo con sus actuaciones radiales en las radioemisoras rosarinas. Vivíamos expectantes a las ejecuciones del repertorio asignado a la programación.

Los ensayos en casa eran, para mi, tan importantes como la transmisión radial y disfrutaba viendo desplegados bandoneones, violines y al tío Julio con su contrabajo a cuestas.

Mi madre, dedicaba su tiempo libre a la pintura, el repujado en madera y metal, y a correr detrás de su imaginación, creando preciosas muñecas, pintadas a mano, a las que –incluso- vestía con diseños propios de la época confeccionados por ella misma.

Cuando la familia creció y llegaron mis hermanos, Julio y Aldo, las conversaciones en la mesa, giraban alrededor de los próximas actuaciones, contratos, etc.. Y por supuesto, de intérpretes “tangueros” del momento, sus estilos y nuestras preferencias.

También mi padre nos narraba un poco de “historia del tango”, del inicio de los conjuntos y sus protagonistas, las primeras composiciones y sus creadores.

Un medio día, nos narró y nos ubicó el tiempo en que se había producido el gran cambio de estilo y de quién fue el que lo impulsó: Julio De Caro.

De acuerdo a sus propias palabras, De Caro y su sexteto, fue quién marcó la línea que separa el viejo estilo, ”la Guardia Vieja”, con el vanguardismo “tanguero”, o sea que estamos ahora en el “después de De Caro”. Con sus dos extraordinarios bandoneones, Pedro Laurenz y Pedro Maffia y su “violín corneta”, marcó un nuevo ritmo y estilo al 2×4 al cual se acoplaron los intérpretes famosos de entonces.

Aquella vez le pregunté a papá:

-…es decir que desde entonces, todas las orquestas han seguido el “gran cambio” de Julio De Caro?….

-Sí, -me respondió –pero cada quién ha puesto su propio estilo y ves la diferencia entre un Fresedo y un Troilo… o en un Pugliese y un D’Arienzo!…

-Entonces, vos también te acoplaste al nuevo ritmo?…

-Por supuesto… Aquí todos los directores de orquestas han seguido sus pasos… Por ejemplo, Juan Antonio Manzur, con su estilo a lo D’Arienzo…. Héctor Lincoln Garrot, Luis Chera, tu tío Domingo… todos, pero en mi caso particular, marcando el mío propio de acuerdo a mi personalidad, y la combinación de ritmo con armonía, que lo hace, al tango, diferente a todos los demás.

No me cabe la menor duda de que tanto los que se han sumado, como Basso, Salgán, Maderna, y los nuevas agrupaciones que tenemos ahora, seguirán siendo pos-De Caro, pero con nuevas tendencias, armonías y sentimientos. De todas maneras, el tango, seguirá siendo nuestro tango!…

José O. “Cacho” Sala
Septiembre 23, 2021