Por José O. Sala
“Fiestas Patronales” de un pueblo que, sinceramente, no recuerdo. Tenía unos cuatro añitos, más o menos. Eran fiestas importantes, viernes, sábado y domingo, con “kermeses”, juegos para chicos, baile y otros eventos tradicionales.
Como si fuera hoy, recuerdo los coloridos atriles con sus letras “Orquesta de José Sala”, que guardábamos en un cuarto de la casa y que ya estaban limpios y preparados para colocarlos en el auto. Luego serían montados en el escenario. No puedo olvidar mi entusiasmo, al saber que mami y yo iríamos el fin de semana con papá y los integrantes de la orquesta, al más importante acontecimiento de ese pueblo. Viajaríamos en automóvil, uno de ellos el Ford de papá, y “nos iríamos de vacaciones”.
Papá había agregado, para la ocasión, varios músicos más, si el recuerdo no me engaña, un acordeón a piano, un clarinete, una trompeta y una batería, ya que debía tener algunas actuaciones como conjunto “característico”, que le llamaban por entonces, durante la “matiné”. Después, en la noche, la orquesta típica alternaría con otro conjunto de jazz que completaría el espectáculo.
Era maravilloso para mí ver las guirnaldas de luces que cruzaban a través de toda la sede social y deportiva de la sociedad organizadora de las fiestas. Las atracciones, en las que por pocos centavos, podían participar chicos y grandes, aprovechando –además- la oportunidad de degustar diferentes platillos preparados para la ocasión y el anuncio, con fondo musical, del baile con la actuación de la gran Orquesta del Maestro José Sala. Cada vez que lo escuchaba, ¡le daba un tirón a la falda de mami!…
Recuerdo que el sábado al medio día, fuimos invitados por la comisión directiva, a comer un asado preparado especialmente para nosotros y los músicos de la orquesta. Y el domingo por la mañana, cuando me desperté, busqué a papá por todas partes, pero él ya se había ido de nuestra habitación. Mamá me dijo,
-Vení, Cachito, vamos a buscarlo…
Cuando llegamos a la cancha, lo veo a él y a casi todos los músicos, vestidos con equipo de fútbol. Pedrito Bassini, el “negro” Domingo Torres, Bonifacio Muñiz, el tío Julio… en fin estaba el equipo completo y papi, además, con una boina blanca… ¿Jugaron bien o no?… Yo no sabría decirlo, porque en aquellos años no tenía una noción clara del juego todavía… aunque varias veces, papi y el más fanático de aquellos años, y de siempre, mi tío Julio, me habían llevado al Parque Independencia a ver jugar a nuestro glorioso Newells Old Boys…
Lo único que puedo decirles es que fue una agradable sorpresa conocer al “maestro centro half” (le decían!) de la orquesta, corriendo y gritando, dirigiendo la orquesta, digo, al equipo…y lo importante para mí fue gritar los goles…
y saber que “ganamos” 3 a 1!…
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