No recordaba a Juan José de Soiza Reilly como un auténtico “anarquista” de aquellos años, sentado en una mesa compartiendo con el argentino José González Castillo y el uruguayo Ángel Falco en el café bautizado por Gerchunoff, que tenía fama de “nombrador”, como “Café de los Inmortales”, allá por los primeros años del siglo veinte.
En otra mesa otros “anarquistas”, Alberto Ghiraldo, José de Maturana, Julio Barcos, Emilio Carulla, cambiaban opiniones sobre política y el accionar del gobierno. Algunos de estos anarquistas eran además poetas o autores teatrales, por lo que alternaban su presencia en las mesas de sus amigos bohemios.
Sentados alrededor de otra, con un café por delante, los bohemios, escritores, poetas, dramaturgos, músicos y políticos, pasaban horas escribiendo y corrigiendo sus creaciones y debatiendo sobre asuntos que no tenían arreglo…. o si?… Corrigiendo actos de obras teatrales que llegarían a ser un verdadero éxito… o que no se presentarían jamás.
Pero lo mejor era el “suculento” desayuno que servían a toda hora, o el “completo” de café con leche con pan y manteca, por solo 0.15 centavos y que muchos de sus clientes ordenaban, sabiendo que sería su única comida del día.
Soiza Reilly nació en Concordia, Provincia de Entre Ríos en 1879. La anécdota es que le llamaban el uruguayo-argentino, porque, ni idea!,,, lo anotaron dos meses después de su nacimiento en Paysandú, Uruguay.
He leído bastante sobre su carrera como escritor y periodista en la Revista “Caras y Caretas”, leída por todo el mundo, sin considerar clase social ni cultural de sus lectores, y otros medios que circulaban por entonces, sus aventuras por Europa y especialmente, su gestión al ser nombrado corresponsal del diario “La Nación”, durante la “Primera Guerra Mundial”.
Como escritor, su primer libro, “El reino de las cosas”, no fue bien recibido, pero “Cien hombres célebres”, con fotografías y reportajes y “El alma de los perros”, traducido a varios idiomas, tuvieron gran aceptación del público en general.
Sin embargo, mis recuerdos más fuertes sobre él, se refieren a sus programas radiales, que escuchábamos en casa, comentarios sobre el diario vivir, que invariablemente cerraba con “Arriba los corazones!”, “Se terminó mi cuarto de hora!” y el más reciente, al medio día por radio Belgrano: “Y no es que yo quiera aconsejar… yo digo nada más!…”
Soiza Reilly falleció en Buenos Aires el 19 de marzo de 1959.
Martínez Cuitiño, incluyó en su libro “Los Inmortales”, «hasta a los que pasaban por la vereda de enfrente»…. narrando anécdotas ocurridas en el histórico café, que originalmente pudo llamarse “Café Brasil” o algo similar, por la calidad del café brasileño que se servía en el lugar.
Con un café por persona, los clientes “inmortales”, se amanecían en sus mesas del café, pero no solo eso, se las arreglaban para evitar que otros clientes ajenos a sus diferentes gremios, pudieran ocupar alguna mesa… lógicamente en detrimento de los intereses del dueño!…
Especialmente para la gente del teatro, en 1910 surgió la idea de formar una sociedad de autores, que posteriormente dio base a la que conocemos hoy como “Argentores” (Sociedad General de Autores de la Argentina), que defiende los intereses de los escritores. E incluso dio paso a la idea de crear un Instituto para cursar estudios de arte dramático, lo que se conoce hoy como el “Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico.
Cierro los ojos y veo el salón del café lleno de gente, compartiendo versos, escenas de algún acto de una inédita obra teatral o debatiendo sobre “gestiones gubernamentales erráticas y el oscuro futuro del país”.
Las poesías y cuentos de Evaristo Carriego, publicadas en “Caras y Caretas y otros medios como “Papel y Tinta”, algunas –talvez- escritas en una mesa arrinconada de “Los Inmortales”… como también páginas de su libro “Misas Herejes”… nos recuerdan el paso de muchos poetas que encontraron refugio en aquel legendario Café.
El tiempo continúa corriendo inexorablemente… y cada principio tiene su final.
Y si bien el Café cobijó a tantos virtuosos del arte y la interpretación, ellos lo engrandecieron dejando impreso en la historia su nombre para siempre….
Café “Los Inmortales”.
José O. “Cacho” Sala
Enero 20, 2022
Margate, Florida, USA
Dedicado a todos aquellos bohemios, intelectuales y artistas, algunos desconocidos y otros no, que compartían sus creaciones en el Café “Los Inmortales”.
Cacho Sala.