Fue un compañero inseparable de nuestro padre, como hermano y como un ejemplar miembro de la orquesta a través de los años.
Siempre tenemos presente los ensayos en la casa de la calle Laprida, con las “persianas” de los balcones abiertas y la gente agolpada mirando y escuchando las interpretaciones de la orquesta. Y siempre allí, el tío Julio, con su contrabajo, marcando el compás de aquellos tangos inolvidables.
Alegre y jovial, en las reuniones familiares, junto a su hermosa familia, tía Cata y sus hijos Julito y Graciela, compartía con todos sus principios, políticos, musicales y deportivos, con buen humor y respeto. Siempre con una sonrisa alegrando su rostro, nos daba todo su afecto y comprensión a nosotros, los más jóvenes.
Veintiseis años que nos dejaste, tío, parece ayer que juntos festejábamos algún cumpleaños o te veíamos dando la base rítmica a los bandoneones y violines que ejecutaban un tangazo, con los acordes en el piano de nuestro querido padre.
Quizás en alguna parte del universo, estén tocando juntos un concierto, acompañando un coro de ángeles o simplemente recordando aquellos no tan lejanos tiempos…
José Osvaldo “Cacho” Sala
Davie, FL – Marzo 17, 2018
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